El camino cuesta abajo

 Saludos, amigos, en el inicio de un año nuevo. A este respecto, no añadiré más, salvo que --como de costumbre-- ha pasado ese Pan y Circo navideño de consumo desatado y alegría aparentemente desbordada, como si tales festejos fueran una excusa (además de otras muchas) para no enfrentarse a (e intentar resolver) los problemas reales de un mundo que está imponiendo sus reglas, por encima de las nuestras, disolventes.

Y a continuación, la segunda parte de la entrada anterior ("Qué difícil es ser... humano!) comentando dos libros:  "¡Qué difícil es ser Dios! de los hermanos Strugatsky y "El Mundo del Río", de Philip José Farmer:

<<No viene al caso el periplo del personaje (en el "Mundo del Río"), a lo largo de ese río de la vida o de la muerte. Lo que cuenta es la imposibilidad de extinguirse de una vez y descansar. Sabiendo que, por lo que parece, la injusticia... no tiene final. Los dos libros comentados son dos casos de "libertad vigilada" de sociedades humanas injustas, esto es: una libertad inexistente y una existencia aleatoria. Puesto que en ambas situaciones los "indígenas" no son más que especímenes de laboratorio humanos, con mayor o menor tratamiento invasivo, pero siempre servidores ignorantes e involuntarios de los planes de esos "seres superiores" que los miran, los analizan, los usan y los descartan como cobayas, o como basura biológica de fácil e incesante sustitución.

<<Por supuesto, una inversión tan intensa y planetaria de medios de tal calibre (el vigilante y la infraestructura de vigilancia) tiene que estar justificada por el beneficio que ellos ("los superiores") saquen de su investigación: el ejercicio de un poder exclusivo.

<< Pensemos: si esos "dioses" en realidad son humanos normales, ya vengan del futuro o de un planeta hermano, o de otra línea temporal, ¿para qué están ahí? Pues no fomentan la evolución, no mejoran la organización social nativa, no eliminan la violencia y la agresión, no asientan la ética, no reordenan la interrelación entre sí de los humanos vigilados, no impiden las muertes inducidas, no impulsan sistemas que proporcionen una estancia vital segura, tranquila, evolutiva, progresiva (en resumen, feliz) con una Justicia para Todos integral y definitiva. Solo abusan de su posición (superior, suprema, tecnificada o como quiera definirse) permitiendo (cuando no fomentando "a prueba") guerras, agresiones, desdichas, pérdidas y desesperación generación tras generación. Saquen de ello lo que saquen: beneficios técnicos, aportes económicos, conocimientos secretos del objetivo, resultados mercantiles o no, planificación de una invasión o de una entronización (¿faraones? ¿reyes mayas? ...tal vez en el pasado o el presente o el futuro) usando a los habitantes para sus fines.

<<Y es "fácil" ser Dios en un "Mundo del Río", porque ¡qué fácil es acaparar, usar y abusar del Poder! >>

Y doy un salto fuera del comentario, que termina así: ¡Qué difícil es ser nadie!

Bueno, estimados lectores, a falta de vuestros comentarios (que serían bienvenidos), espero subir la próxima entrada entre los días 3 y 4 de la primera semana de febrero.


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