Qué difícil es ser ... ¿humano?

 Muchos saludos, en este mes de diciembre de un trabajoso (al menos para mí) año 2023 y, una vez más entre muchas, penoso para distintos habitantes del mundo. También es un mes en que se incrementa el  recurso de celebraciones sucesivas, en buena parte mercantiles y en algunos casos conmemorativas.

Pues bien, tenía que subir en estas fechas la entrada ya anunciada y he pensado en algunos temas a tratar... pero me ha venido el recuerdo de un comentario (que solo publiqué en un blog asociativo hace unos diez años). Prácticamente no necesitaba releerlo, por las muchas veces que suele acudir a mi mente, como un comparsa descontento del indiferente paso del tiempo. Ese blog hace mucho que no está operativo y ya desaparecida la asociación que lo publicaba. 

He repasado, sin modificaciones de fondo, el contenido del mismo y decidido ofrecéroslo en esta y la siguiente entrada (si algo trascendental no me hace intercalar otro comentario diferente). Así que es como lo escribí entonces: en enero de 2014. Su título en español era "¡Qué difícil es ser Dios!" y el texto lo va explicando:

<<Leí, hace mucho tiempo, una novela de anticipación (escrita por los hermanos Strugatsky), cuyo título  es "¡Qué difícil es ser Dios!, que resumo al mínimo: una sociedad feudal de batallas, matanzas, traiciones y enredos es vigilada (y escasamente tutelada) por un escondido puñado de gente alienígena. Tanto los pobladores no-evolucionados del planeta (¿humanos involucionados?) como sus vigilantes son personas. No recuerdo si llegados los extraños por viaje en el tiempo, o son congéneres extraterrestres evolucionados, todos fisiológicamente parecen humanos similares. Pero lo que del propio título se deduce, es que: o los humanos (terrestres) somos genéticamente bárbaros incapaces e irracionales (en lo profundo de la genética), fáciles de influenciar; o que cualquiera (los vigilantes) por el simple hecho de detentar el Poder (de donde quiera que provenga) podrían hacer con ellos/nosotros lo que quieran, como quieran y cuándo quieran.

<<En otra ocasión también leí una larga novela de ficción-anticipación, cuyo fondo excedía con mucho a la aventura, la socialización de algo imaginado o la invención futurista: para hundirse en una historia casi macabra, filosófica, triste, con un velo símil religioso que resumo también al mínimo. Se titula "El Mundo del Rio" (de Philip José Farmer). Se inicia en una sociedad "normal", moderna, donde se nace y se muere como suele ocurrir. Pero la narración sigue a un personaje que muere... y se reencuentra a sí mismo en un despertar junto a un río. Nada le es familiar, en un entorno natural agresivo y raro, con gente dispersa y confusa como él, renaciendo a la vez, o que ya llevan allí (reencarnados, redivivos, recuperados, clonados) cierto tiempo. Unas máquinas dispensan una papilla, que es lo único para comer y que repercute en una sociedad caótica, basada en el abuso, la violencia, la agresión, la autodefensa. Con todo ello la gente vuelve a morir y vuelve a renacer, en otro sector del río, hasta que otro de sus bárbaros iguales los mata y vuelta a renacer en otra orilla, sin más que hacer que usar burdamente los instintos primitivos.

<<Por supuesto, la narración da indicios de que "alguien" dirige desde fuera (un Gran Hermano cualquiera, pero externo a esa sociedad en bucle que empieza y vuelve a empezar, pero no se acaba>>.

Y aquí interrumpo el resto del comentario porque resultaría demasiado largo. Ya sé que implica un contraste demasiado rudo con la alegría de las fiestas rutilantes y exageradas que se celebran en el cambio de año. Pero, al pensarlo, me he preguntado ¿por qué estas historias, a pesar de ser ficción, sugieren pensar en lo que son o serán los presentes sucesivos? ¿O cómo influye nuestro presente en el futuro posible o probable, pero siempre esperado?

Reiterando saludos para todos, la continuación y el final del texto reproducido lo subiré en la entrada del fin de semana del 6 al 7 de enero 2024, después de las fiestas y con el inicio del año, que datará el próximo presente.

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