¿Mentiras oficiales arriesgadas?

Desde el 30 de julio hasta el 15 de agosto, las informaciones de prensa se han convertido en un torrente, casi desbordado, de pesimismo social con ¿cómo no? una base política. Meditando en la situación y, sobre todo, en sus protagonistas oficiales he retrocedido en el tiempo para tener presente, por lo que pueda ocurrir, el estado de alarma (que era realmente un estado de excepción encubierto, en la práctica) y sus pretensiones teóricas, puesto que los hechos ya los conocemos o, mejor dicho, ya los hemos sufrido.

        El estado de alarma fue un cóctel, bien agitado, de actuaciones dispersas y barnizadas (aparentemente) de una confidencialidad que desembocaba en secretismo. Quizá para ocultar hasta qué punto se estaban improvisando parches políticos en una contingencia cuya gravedad había escapado de la debida atención (o previsión) gubernamental. Lo que desembocó en un caos sanitario solo pudo ser moderado gracias a la población, que en esos momentos fue un ejemplo de responsabilidad y colaboración, y por el impagable y agotador esfuerzo realizado por el sistema español de sanidad.

        El control y reversión de los contagios se debió a la conjunción de esos dos factores ciudadanos, que fueron los principales perjudicados tanto por el impacto de la pandemia como por la imprevisión (voluntaria o involuntaria) del gobierno para movilizar medios de contención. El resultado, comentado en muchas de las informaciones a partir de opiniones de expertos independientes, produjo cerca de 30.000 muertos directos y  pudo añadir 44.000 indirectos.

        A finales de julio, cuando todo el mundo, incluidos los equipos de gobierno, ya se permitían andar felizmente gozando de lo que parecía la remisión de la epidemia, al menos por un cierto plazo, iniciando el período de disfrute de las vacaciones, surge una noticia: La "desescalada" (definición absurda, publicitaria, como algunas otras más, creadas ad hoc por los círculos oficiales durante el confinamiento) había sido gestionada exclusivamente por el gobierno con poderes aún emanados del estado de alarma, si bien afectaba directamente a las comunidades autónomas y sus poblaciones en diversos grados.

        Pero, al surgir dudas acerca de la influencia de la política en cada sector y fase concedida para la "desescalada", el gobierno defendió los resultados alegando la existencia de un supuesto "comité de expertos" encargados del asunto. La identidad y profesionalidad de los mismos quedaban en el anonimato porque los portavoces no "revelarían su identidad para evitar las presiones de la ciudadanía y de los medios de comunicación" ¡Vaya, y qué mal concepto tiene el gobierno (nuestro empleado) de los 48 millones de españoles que les pagan sus salarios! Y aún sitúa peor a los medios de información, en bloque.

        ¿O será un indicio de que el uso del poder puede producir el abuso? Después de tres meses de excepción, con la población silenciosamente confinada en sus casas, ¿será que el poder absoluto lleve camino de convertirse en una tranquila costumbre de cada día?

        Distintas veces se han referido al "comité de expertos" tanto el presidente, como el ministro de Sanidad y el portavoz sanitario, considerándolo oficialmente como una referencia real. Se referían, o no, el 1 de junio, al mismo "comité" cuando se pasó un mensaje por red social procedente de Moncloa informando que "El presidente del Gobierno, se encuentra reunido con el Comité Técnico para la Desescalada" (cuánta mayúscula impactante...)

        Y luego (visto en un artículo de "La Información.com", por Valentine Hilaire, 29-7-2020) se afirma: "Tres días después, el líder del Ejecutivo se limitó a decir que "estamos siendo asesorados por expertos de una extraordinaria calidad desde el punto de vista científico y de compromiso de servicio público..."

    Finalmente, el Defensor del Pueblo (en trámite de una denuncia del PP) obtiene una respuesta del Ministerio de Sanidad de que no se había creado formalmente un consejo o comité y no estaba por tanto incluido en la estructura administrativa. Esta respuesta es evidentemente oscura y escapista y contrasta con otra respuesta, ahora de la directora general (del propio gobierno) de Salud Pública, Calidad e Innovación (¡vaya cargo y bonita mezcla de conceptos en su denominación!) quien dijo que: "No existe ningún comité de expertos encargado de la evaluación (...) que decida las provincias o territorios que pueden avanzar en el proceso de desescalada del confinamiento", señalando además como responsable de las fases de "desescalada" al propio Ministerio de Sanidad (información vista en "Libertad Digital", de 28-7-2020).

         Lástima que ese Ministerio mixto no hubiera estado tan atento y tan dispuesto a cumplir con su deber entre diciembre de 2019 y marzo de 2020... cuando todavía éramos un país alegre y confiado.

        Con semejantes gestores, miedo me da la futura administración oficial del fondo de recuperación europeo, en cuyas reuniones participó Sánchez por España. Eso sí, anecdóticamente, él resultó ser el único participante oficial en los foros europeos para negociar dicho fondo, repito, el único... que llevaba una mascarilla en la que no lucía una bandera de su país ¿Indiferencia, imprevisión, desconocimiento, falta de "tablas", despiste...?

        Ahora, al parecer como compensación (vistas fotos en los medios) el presidente ha pasado a tener un catálogo propio de mascarillas, unas blancas y otras negras, donde ya aparecen (en tres pinceladas difusas que parecen lo contrario a una bandera) los colores de la bandera. Y en su colección dispone de esas mascarillas sanitarias (de calidad) con los citados colores de la banderita difusa, situados en unas a la izquierda y en otras a la derecha ¿Para que comprobemos su tardío patriotismo de mascarilla? ¿O la colocación deja traslucir algún tono político, a la medida del acto oficial correspondiente? ¿Las irá luciendo también este viernes 14 y siguientes, cuando se ha ido de vacaciones a Doñana?

        Visto en el diario 20Minutos del sábado 15, sobre nota de Europa Press del 14, la portavoz y ministra de Hacienda, J. Montero: "Sánchez espera que esta visita suponga un "foco de atención" que atraiga turismo a Andalucía". En otro lugar distinto del mismo diario se señala que estas vacaciones ocurren... en pleno repunte de contagios. ¿Foco de atención? ¿Visitas turísticas de quién, que no sea el presidente y sus amigos? ¿En pleno aumento de contagios diarios?

        Pues ¡qué bien! así podrá lucir (si es que se las pone) la elegancia y dotación de fondos públicos, pagados por los ciudadanos, gastada para confeccionar sus mascarillas.

        Ya pueden estar contentos de su mandatario oficial los españoles que no tengan dinero ni para comprar las dudosamente básicas y de un solo uso que para el ciudadano común están a la venta. Y me paro aquí, que la materia daría para bastante más.

Hasta el 30 de agosto amigos, si es de vuestro interés.
 
 
 
 




Comentarios

Entradas populares de este blog

Participando en la Feria del Libro 2023 en Madrid, segunda parte

Participando en la Feria del Libro 2023 en Madrid, primera parte.

De mis Libros publicados y en publicación, además de la Hora del Planeta y el Clima