Tratados como marionetas

En España, desde el 9 de marzo, cuando se tomó a toda prisa la primera medida referente a la pandemia vírica, la población viene estando confinada, por decreto, en sus domicilios. Al no existir libertad en casi ningún aspecto social, sucede que -al menos en mi entorno- la relación personal y familiar se centra en su totalidad en la conversación telefónica, siempre con más de una hora de charla por llamada: encerrados en casa durante horas, días, semanas y meses encajando sucesivos decretos de prórroga del estado de alarma, contemplamos sucederse las consecuencias reales de decisiones oficiales vacilantes, desordenadamente planteadas y radicalmente impuestas al sufrido ciudadano común, que es el principal perjudicado por una pandemia que no se anticipó a tiempo, ni se prepararon posibles medios de contención previa, ni se informó del peligro a la población, ni pareció haberse aprendido nada, a nivel oficial, de los países que se habían contagiado con anterioridad.

   No sé si las graves deficiencias en la gestión gubernamental se han producido por indiferencia, ineficacia o por autodefensa ante los errores y omisiones del propio equipo de gobierno, previas al 8 de marzo (y no será por falta de "asesores" nombrados a puñados, aunque no sepamos para qué). Pero la consecuencia final es que la población ha soportado a su costa los efectos de una irresponsabilidad oficial que empezó torcidamente, en su día, cuando un portavoz gubernamental estimó, con toda tranquilidad, que la llegada de la pandemia global a España no tendría "apenas incidencia en la población, si acaso serían algunos casos, apenas como una gripe suave..."

   Totalmente absorbidos los sectores políticos con el empeño de celebrar la manifestación del 8 de marzo, el siguiente día 9 se pusieron a actuar a toda prisa, sin más avisos ni información, enviando a casa a  los escolares y en el posterior día 12, también a toda la población. Ahí se desempolva de nuevo la costumbre (ya casi olvidada) de gobernar por decreto, fuera del sistema legal de garantías que la Constitución otorga al Congreso.  Y que, generalizando, siempre ha sido el sistema predilecto de los dictadores... desde luego, en algún tiempo pasado y no olvidado.

    En consecuencia, desde entonces acá, más que personas parecemos muñecos movidos como marionetas por un poder que impone pero no justifica, y si lo hace da igual porque dice "tal cosa" y poco después se decide por "la contraria". Tan pronto informan de que las mascarillas no son necesarias para la población, sino solo para las profesiones sanitarias, como que ahora, tres meses después y con la epidemia en remisión, pasan a ser obligatorias aunque, claro, el ciudadano tenga que pagarlas, como siempre, de su bolsillo.
 
    El argumento para no imponerlas en plena epidemia se justificó en algún momento muy posterior al inicio de la misma "por haber escasez de existencias". Un argumento que, por sí mismo, expresa la incapacidad y la imprevisión que han provocado, durante interminables días, miles de contagiados y fallecidos. Contradicciones, afirmaciones, negaciones y ausencia de criterio impropias de la seriedad y profesionalidad que deben acompañar a los actos de gobierno.

   Además de que los mandatarios no parecen manifestar ningún atisbo de culpa por omisión en una epidemia inicialmente descontrolada por causa de la imprevisión
oficial, además de actuaciones dudosas en su gestión práctica posterior. Se ha llevado a la sociedad hacia una economía que se desploma, un empleo que aumenta el paro a niveles incalculables, una organización social que se tambalea sin rumbo, a la duda sobre el presente y la desconfianza sobre el futuro.

   Entretanto, pasados los momentos iniciales que vaciaron las tiendas de alimentación, en el pánico de los primeros instantes del decreto de confinamiento, se abrió el largo período de aislamiento de niños y jóvenes en sus casas, sin escuchar voces autorizadas que pedían para ellos salidas controladas. Pues bien, ahora la reciente idea del gobierno ha sido plantearse abrir primero las guarderías, cuando los responsables de todas las Comunidades autónomas entienden que es el lugar por excelencia donde es imposible garantizar ningún tipo de control de cercanía entre los infantes. Hay que  citar a este respecto incongruencias de algún político de turno, muy conocido y pagado con fondos públicos, que se ha permitido comentar que sus hijos "tienen la suerte de tener un jardín para poder salir a tomar el aire...". Jardín propio y privado, claro, mientras tanto allá se las arreglen los demás. 

    Cuestiones como esa me hacen suponer que los medios gubernamentales estarán muy centrados en hacer simulaciones informáticas estratégicas sobre la repercusión, principalmente política, de devolver la libertad a la población. Claro que para eso está el verano, para que los recién "liberados" solo piensen en vacaciones y asueto. Por si este "ocio" ha sido escaso en el curso de tres meses.

   Y, claro, a alto nivel sigue el politiqueo, las reuniones en busca de aliados, las negociaciones y ofertas o desencuentros, el desparrame del dinero público habido por la falta de previsión para de obtener material sanitario de importancia antes del 10 de marzo y tenerlo que comprar después a toda prisa, con fondos públicos, claro está, en el extranjero a alto precio y con peligrosos fallos de calidad, en ciertos casos. Además de cómo atender a la gran cantidad de trabajadores que han quedado, provisionalmente, en ERTEs (Expedientes de regulación temporal de empleo), mientras que sus empleadores, las respectivas empresas, se enfrentan a enormes perjuicios económicos y funcionales, propiciados por el dudoso desarrollo de la gestión.

   Bueno, manejados como marionetas por los actores que hay detrás del telón político, el caso es que -entre dudas, cambios de opinión y decisiones contradictorias- con concesiones parciales, discontinuas y desiguales, lo único seguro a esta fecha: que seguimos con la "excepcional" alarma (calificada de inconstitucional por distintos sectores y opiniones) al menos hasta mediados de junio. Y ya se verá entonces hasta dónde se estira la situación... O lo que sucede...

   Así que, amigos lectores, salvo que queráis enviar algún comentario, dejamos la siguiente entrada para el domingo 14 de junio.

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