Una y otra vez
Saludos, amigos lectores:
Desde hace algunos años, en algunas ocasiones mis actividades habituales como escritora sufren una ralentización importante durante algunas jornadas, que pueden convertirse en varios meses cuando el panorama social presentado por la información que nos llega cada día a través de los medios va abriendo paso al cansancio y la decepción. Un alejamiento perceptivo se va instalando en el día a día personal, invadido por el constante martilleo socio-político, con la consiguiente molestia o aburrimiento y siempre con disconformidad, de modo que incide en el propio discurrir de la vida individual, en este caso la mía.
Su resultado siempre es el mismo: me descoloca el ritmo, me aparta de mi tarea, me disminuye el tono vital, me enfrenta a mis carencias, me fustiga con mi incapacidad para controlarlo y ahí me quedo, empachada e indigesta de politiqueos, devaneos y pactos, discusiones y discursos que enfrentan e insultan a unos y otros, en un barullo de colores (de partidos políticos) que me recuerdan a los cardos, que presentan una bonita flor en lo alto de un enorme y denso matojo de pinchos (y que me perdonen los cardos, que les tengo mucho respeto por formar parte del mundo natural), que te mantiene a una prudente distancia de sus taladros. Y que, al igual que la planta citada, lo peor resulta cuando se seca y aún permanece enhiesta, polvorienta y amenazadora día tras día, en el sitio en que germinó.
Ya traté sobre la situación anteriormente pues en mi libro "Triannual", publicado en 2018, hay un Comentario escrito entre finales de 2016 y principios del 2017, en pleno barullo y rebatiña de la confrontación política. Entonces sufrí el parón arriba citado, y en tal sentido aquella entrada, titulada "Tras una parada "técnica" representa, en mi criterio y en lo que a mí respecta, mis sensaciones en aquel pasado cercano... y también exactamente en este agobiante presente, tanto colectivo como personal. Cito:
"Tras varios meses de interrupción de estos comentarios, justamente coincidentes con el torbellino político hispano... y quizá producida, en lo que a mí se refiere, por la decepción, la desconfianza y, por qué no, el cabreo originado por escuchar, cuando no ver, día tras día, la rebatiña desastrosa e impresentable entre las gentes que se enfrentan por el poder político... que, mucho menos interesados en la gobernación del territorio... andan intentando imponer sus personalísimas personas personales incluso a sus propias ideologías... mientras que "por ahí anda", a la espera del resultado, un país descolgado de su época, mordido por poderes y economías foráneas, amenazado por apetencias territoriales extranjeras, asaeteado por el paro y oscurecido por la indiferencia de la población... me temo que los ganadores se verán tentados hacia las ventajas personales a costa del pagano de turno, siempre el ciudadano del común, que para lo demás parece no exigirles mayor interés..."
La cita procede del Décimo quinto Comentario y tal vez les suene de alguna lectura anterior.
Recuperé de nuevo el ritmo de trabajo en el 2017, pero como todo "padecimiento" recidiva, ahora resulta perfectamente actual, como también mi propia "parada técnica", otra vez. Valga la cita porque, simplemente, todo sigue igual menos la cronología...
Era otra cita la prevista para hoy, en concreto un fragmento de la última novela corta de mi reciente libro "Hilos en la cuerda". Quedó aplazada en la entrada anterior porque dediqué el comentario de abril al Día de la Tierra, pero vuelvo a dejarla para el mes próximo. El pasado Día de la Tierra de este año 2019 ha transcurrido con menciones evocadoras, documentales sobre la belleza natural, intervenciones de expertos y divulgadores, frases animosas. Pero pasó y todo sigue igual, previsiblemente hasta que en el año 2020 vuelva a recordarse con otro día de celebración, y así una y otra vez, sin haberse actuado con medidas efectivas ni acciones eficaces.
Saludos para todos, amigos lectores. La siguiente entrada, el primer sábado/domingo de junio.
Desde hace algunos años, en algunas ocasiones mis actividades habituales como escritora sufren una ralentización importante durante algunas jornadas, que pueden convertirse en varios meses cuando el panorama social presentado por la información que nos llega cada día a través de los medios va abriendo paso al cansancio y la decepción. Un alejamiento perceptivo se va instalando en el día a día personal, invadido por el constante martilleo socio-político, con la consiguiente molestia o aburrimiento y siempre con disconformidad, de modo que incide en el propio discurrir de la vida individual, en este caso la mía.
Su resultado siempre es el mismo: me descoloca el ritmo, me aparta de mi tarea, me disminuye el tono vital, me enfrenta a mis carencias, me fustiga con mi incapacidad para controlarlo y ahí me quedo, empachada e indigesta de politiqueos, devaneos y pactos, discusiones y discursos que enfrentan e insultan a unos y otros, en un barullo de colores (de partidos políticos) que me recuerdan a los cardos, que presentan una bonita flor en lo alto de un enorme y denso matojo de pinchos (y que me perdonen los cardos, que les tengo mucho respeto por formar parte del mundo natural), que te mantiene a una prudente distancia de sus taladros. Y que, al igual que la planta citada, lo peor resulta cuando se seca y aún permanece enhiesta, polvorienta y amenazadora día tras día, en el sitio en que germinó.
Ya traté sobre la situación anteriormente pues en mi libro "Triannual", publicado en 2018, hay un Comentario escrito entre finales de 2016 y principios del 2017, en pleno barullo y rebatiña de la confrontación política. Entonces sufrí el parón arriba citado, y en tal sentido aquella entrada, titulada "Tras una parada "técnica" representa, en mi criterio y en lo que a mí respecta, mis sensaciones en aquel pasado cercano... y también exactamente en este agobiante presente, tanto colectivo como personal. Cito:
"Tras varios meses de interrupción de estos comentarios, justamente coincidentes con el torbellino político hispano... y quizá producida, en lo que a mí se refiere, por la decepción, la desconfianza y, por qué no, el cabreo originado por escuchar, cuando no ver, día tras día, la rebatiña desastrosa e impresentable entre las gentes que se enfrentan por el poder político... que, mucho menos interesados en la gobernación del territorio... andan intentando imponer sus personalísimas personas personales incluso a sus propias ideologías... mientras que "por ahí anda", a la espera del resultado, un país descolgado de su época, mordido por poderes y economías foráneas, amenazado por apetencias territoriales extranjeras, asaeteado por el paro y oscurecido por la indiferencia de la población... me temo que los ganadores se verán tentados hacia las ventajas personales a costa del pagano de turno, siempre el ciudadano del común, que para lo demás parece no exigirles mayor interés..."
La cita procede del Décimo quinto Comentario y tal vez les suene de alguna lectura anterior.
Recuperé de nuevo el ritmo de trabajo en el 2017, pero como todo "padecimiento" recidiva, ahora resulta perfectamente actual, como también mi propia "parada técnica", otra vez. Valga la cita porque, simplemente, todo sigue igual menos la cronología...
Era otra cita la prevista para hoy, en concreto un fragmento de la última novela corta de mi reciente libro "Hilos en la cuerda". Quedó aplazada en la entrada anterior porque dediqué el comentario de abril al Día de la Tierra, pero vuelvo a dejarla para el mes próximo. El pasado Día de la Tierra de este año 2019 ha transcurrido con menciones evocadoras, documentales sobre la belleza natural, intervenciones de expertos y divulgadores, frases animosas. Pero pasó y todo sigue igual, previsiblemente hasta que en el año 2020 vuelva a recordarse con otro día de celebración, y así una y otra vez, sin haberse actuado con medidas efectivas ni acciones eficaces.
Saludos para todos, amigos lectores. La siguiente entrada, el primer sábado/domingo de junio.
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