Los que destacan... y mucho

Este comentario, que empieza con alegría y termina con pena, tiene en realidad tres partes. Vaya por delante que seguimos encajando los constantes golpes y esperpentos de la política en España, y quede dicho aquí que no sé hasta cuándo serán soportables, con sus lamentables sucesos noticiosos, las pinceladas de corrupción o corruptelas, los desgobiernos, las torpezas, los embustes, los enredos, los balones fuera, un ministro de Educación que "no está enterado" de una huelga universitaria... No obstante, hoy prefiero destacar primero dónde ocurre lo bueno: en este caso para expresar mi felicitación por el reciente éxito internacional del deportista canario Juan Espino, en el área de las artes marciales mixtas y su brillante triunfo en la UFC (Ultimate Fighting Championship). De lo malo, hablaré al final.

Deportes y triunfos.

    Me disculparán que me refiera a este deportista por su nombre, sin mencionar también los datos de quienes han conseguido otros muchos triunfos deportivos para España, en este año, en distintas especialidades del deporte español como el patinaje, el hockey, la natación sincronizada y otros que no recuerdo en este momento. Tendrán que perdonarme porque no sigo puntualmente los calendarios deportivos y, aunque leo sus noticias en la prensa, oscurecidas por el peso de las consecuencias del descoloque político cotidiano, no conservo de ellos la insistente presencia, más mercantil que otra cosa, que provoca el fútbol en los medios de comunicación, rey indiscutido del deporte ordinario, seguido a cierta distancia por el tenis, gracias a Nadal y algunos otros cuyos nombres se me escapan, en mi caso igualmente por falta de reiteración informativa.

   Pero es así, hay personas que dedican el esfuerzo de su vida a la actividad deportiva de su elección, dedicándose en cuerpo y alma a progresar en su práctica y muchos de ellas/ellos logran  triunfos internacionales, que se airean durante algún tiempo y luego se olvidan, salvo en los sectores especializados, de los que yo no formo parte. Así es, así somos. Finalmente, una vez más, el poder emanado del dinero es lo que manda, incluso a efectos informativos de repetición.

   Volveré a Juan Espino para explicar por qué me detengo en su triunfo. Y diré de antemano que no tengo una gran afición a los deportes de contacto precisamente por eso, porque son de contacto. Pero ocurre ahí que Juan es natural de las Islas Canarias y empezó su carrera en el deporte tradicional de las islas: la lucha canaria.  Este tipo de lucha de contacto, con gran parecido superficial con el sumo japonés, tiene la virtud del enfrentamiento sin violencia extrema, esto es, que no se puede herir al otro competidor voluntariamente. Se convierte entonces en un espectáculo de potencia y habilidad para llevar a la lona al contrario, buscando que el mismo se desequilibre con los embates del contendiente. Este luchador ha conseguido ampliar sucesivamente su especialidad con distintos estilos de lucha, hasta lograr el éxito internacional en la UFC, esto es, en la vía de las artes marciales mixtas.

Las Islas Afortunadas

   Así que, en mi descargo por no poder recordar nombres y efemérides de similar importancia para el país, presento mis disculpas a todos ellos por mis imperdonables olvidos. En el caso de este luchador, he escrito este comentario tan pronto he leído la noticia, para evitar que el paso de los días lo lleve al consiguiente olvido por mi parte. Debo decir también que las Islas Canarias siempre tienen un lugar especial en mi atención, por su especificidad, por su lejanía y, a la vez, por su inolvidable cercanía. Sin dejar de lado que, quizá por esa lejanía, parecería que apenas se les tiene por mucho más que un privilegiado lugar de veraneo,  cuando de hecho es la representación europea (en el sentido territorial oficial de la U.E.) enclavado más al sur del planeta, aunque por razón de su historia esté situada cerca, muy cerca, de la costa africana y al eventual alcance de sus problemas.

   Las Islas a muchos no les suenan más que por la mercancía que son los tomates y los plátanos (desplazados en las ventas por la competitiva banana extranjera) y por las playas, repletas de visitantes foráneos y, de vez en cuando, por las coloridas fiestas insulares o, si los han visitado, los volcanes dormidos. Por mi parte, valga este recordatorio para incidir en que Canarias es más, mucho más que un par de etiquetas superficiales, así que espero -en esa línea- que su gobierno autonómico haga por las Islas algo más, bastante más o mucho más de lo que el habitual desgobierno español pueda hacernos/hacerles soportar y den un ejemplo de superación, vamos, como el que ha dado Juan Espino, por ejemplo. Y aviso que a este deportista no lo conozco de nada, salvo por la información de prensa, y que tampoco soy natural de Canarias ni resido en las Islas. Lo que aquí opino, lo expreso por pura lógica circunstancial y porque creo que merecen ser reconocidos más allá del soniquete de "una hora menos en Canarias" y de la modesta cápsula que le conceden en un rincón de la pantalla de T.V., cuando le dedican el breve comentario que se le otorga en los programas nacionales del tiempo atmosférico

   Hay que valorar más y mejor los repetidos y variados éxitos conseguidos en deportes, con protagonistas de muchos puntos del país, por su esfuerzo y su vocación. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza a los políticos, centrados en sus sillones, sus sueldos y sus peleas por el dichoso poder, cuando ven lo que otros ciudadanos trabajan y arriesgan para conseguir hacer bien, muy bien, maravillosamente bien sus respectivas carreras, a su propia costa y sin cómodos sillones, ni magníficos sueldos, ni prebendas oficiales pero sí en honesta competición con otros, arriesgando su bienestar y su salud por brillar en su profesión, incluso sin repercusión social suficiente.

Los desastres, que no cesan.

   Y empecé este comentario con, digamos, alegría. Lo finalizo con pena: es evidente que la economía del país sigue temblando, por debajo de la euforia de haber pasado la crisis. El conciudadano residente se enfrenta a diario a sueldos rebajados, jornadas rebajadas, empleos rebajados, servicios  públicos mal prestados, y cada uno aguanta la situación como puede, aunque no pueda. Pero hay personas que no consiguen mantener sus medios de vida ni lograr auxilios oficiales, claro que no llegan al país en patera sino que viven en el mismo y se han enfrentado directamente al paro y al desgaste social: así que, cuando ocurre que no tienen dinero para pagar el alquiler (o al banco, en otros casos), resulta terrible enfrentarse en soledad al "lanzamiento" por desahucio, cuando llega a su puerta un grupo oficial tumultuoso con agente judicial, secretario judicial, abogado de parte y brigada de policía uniformada, llamando y voceando, además de un cerrajero para reventar la puerta y sacarle a la calle a continuación: esa persona que van a desalojar, que ha vivido una vida normal hasta que se le fue de las manos, ¿qué hará?:

    Claro, puede llorar y mendigar en la calle una solución asistencial y, en el caso que he leído, ya lo había intentado previamente en la administración correspondiente, sin conseguirlo por no estar la solicitante registrada en el censo municipal, lo que parece una absurda exigencia insalvable, salvo que llegues al país como extranjero y saltando la frontera, terrestre o marítima. Pero la mujer de 65 años, tiempo antes despedida de su empleo, parada y sin dinero, sin derecho a la pensión, tal vez por no terminar de cotizar, que se ha arrojado desde un quinto piso a la calle, en Madrid, cuando ha visto que el equipo de desahucio ya había roto la cerradura de su puerta, optó por no ingresar en la etiqueta del mendigo nacional sino regir su destino en lo poco que aún le quedaba: su vida. Descanse en la paz que no ha encontrado antes en su propio país. Como todos los demás que le han precedido en la desesperación.

Hasta el primer domingo de enero, lectores.


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