Persistencia

Hola, sirvan estas líneas de especial saludo a los escasos lectores que amablemente, y pese a las vacaciones estivales, concurren a las entradas de este blog durante las últimas semanas. Hace un par de calurosos meses que lo inicié y elaboro los textos sin saber de preferencias, aficiones o elecciones de quienes los habrán de leer, por cuya razón varío sucesivamente la temática, sin más causa que una opción aleatoria que impulsa el escrito. Tan solo he recibido hasta ahora un comentario breve de un lector que, al parecer, previamente ha conocido el libro y al que he agradecido su amable criterio. Esto quiere decir que sin análisis de opiniones, e ignorando la incidencia de lo que publico busca, desarrollo las entradas con contenidos alentados por ideas plurales.

   Supongo que debería de haber empezado, como justo punto de partida del blog, hablando de la autora, datar su persona, referir su historial, dibujar sus tendencias... pero tengo una arraigada costumbre de mantenerme, como persona, en un cierto margen de mis propias narraciones, incluso si las mismas son subjetivas, como han sido las tres entradas de "La vida en (un-dos-tres) ¡ay!", porque me considero un eventual observador -incluso si existe un protagonismo real- de lo que narro, como si participara en el suceso un tercio de mi persona (física) y dos tercios de mi persona (ideal) que son los que contemplan y evalúan lo que acontece. Por lo cual soy un simple factor, entre otros, del episodio -con intervención personal o no- al entender que el hecho habría tenido vida propia y activa según la causa que hubiera producido ese efecto.

   Dicho de otro modo, quizá sea más exacto considerar mi actuación en la publicación final de una entrada de un modo más concreto: un tercio de mi intervención habría participado en el episodio, otro tercio estuvo observando y el tercero, restante, se centra en "hablar", en comentar el hecho, suceso, anécdota, situación o, incluso, en las sensaciones producidas. Es como un exceso de desconcentración... que acaba reconcentrada en páginas aleatorias.

   Por si sirve para aclarar algo más, voy a espigar unas frases del inicio del propio libro "Triannual", que acabo de abrir sobre la mesa por su Introducción, sin por ello ser una copia completa del Comentario, y que casi sería el mismo resultado si simplemente lo evocara en mi memoria, porque he leído y revisado muchas veces el original, antes de su publicación, por lo que sin duda paso como la persona que más veces lo habrá leído. Voy a ello:

   "... he escrito artículos en distintas ocasiones... A la vez, he trabajado en empleos sucesivos y exigentes, como cualquiera... con los matices personales propios distintivos de cada persona. He vivido... la crisis socio económica reciente... he seguido atentamente, en los medios... los sucesivos desastres humanos consiguientes. Lo que me llevó un día (finales del 2015) a (escribir) tratando de controlar el pesimismo, analizar sus causas y concretar cómo los dirigentes políticos, de aquí y de allí, han dejado difuminarse los avances y los logros que habían surgido, prometedores, en el siglo pasado para desplomarse hasta mínimos en el presente. Y, según amanecían las noticias y mi día, así han ido surgiendo (los) comentarios, procedentes de sucesos reales o de evasiones de ficción contemplativa..."

  (de la Introducción a "Triannual", Sara Téllez, Bubok Publishing, S.L. 2018)

   Dicho queda, por si algo aclara, y aprovecho para señalar que, aunque vengo publicando cada semana con una oscilación cronológica que puede variar de viernes a lunes siguiente, trataré de ofrecer un poco más de orden al lector y situar cada entrada al principio de cada semana, pero a la anglosajona, esto es, considerando el primer día semana el domingo (como el de este escrito del 5 de agosto) y las sucesivas en algún momento -por ahora sin determinar- de las mañanas de domingo.

   Y, como siempre, y muy especialmente ahora, gracias a todos por vuestra atención.

Hasta la semana próxima.